ASCENDENTE ASTRAL

Carta Astral | Tarot

sábado, noviembre 08, 2008

martes, octubre 21, 2008

domingo, agosto 10, 2008







LA BIBLIA SATÁNICA


Han pasado más de treinta años desde la primera edición de la Biblia Satánica en enero de 1970, y si bien fue un libro especialmente revolucionario para su tiempo, los cambios que ha sufrido el mundo desde entonces le han quitado a este libro algo de su valor contestatario, aunque hoy en día aún sea difícil ignorar la validez de lo que se haya escrito en él.
El núcleo de la Biblia Satánica se haya compuesto de una serie de ensayos que originalmente estaban dirigidos al público general, y que se repartían semanalmente durante las conferencias públicas que se llevaban a cabo en la sede la Iglesia de Satán, en un conjunto de siete hojas, cada una de un color del arco iris, muy acorde con la ciudad —San Francisco— y el ambiente liberal de la época.
A pesar de su título, la Biblia Satánica no era un texto autorizado ni certificado por el Príncipe de las Tinieblas, sino un compendio de los principios y
prácticas promulgadas por LaVey.
Para el lector avezado, resulta evidente desde un principio que este libro no fue escrito para Satanistas, sino para una audiencia esencialmente Cristiana;
básicamente una suerte de folleto propagandístico editado en edición rústica como parte de una hábil estrategia publicitaria para llegar a las masas, y para beneficio personal de su autor. El objetivo del libro era —y aún es— aclararle, a quienes no sepan, lo que es el Satanismo —es decir, no es Revelación ni Escritura de ningún tipo; de hecho, no resiste el mínimo análisis histórico.
La Biblia Satánica está compuesta por dos secciones de escritos, distintas entre sí: los que articulan la filosofía del Satanismo (el "Libro de Satán" y el "Libro de Lucifer") y los que dan instrucciones para la práctica de la Magia Satánica
(el "Libro de Belial" y el "Libro de Leviatán").
Hoy en día es bien conocido que LaVey no escribió el “Libro de Satán” de la Biblia Satánica, ni mucho menos las Claves o Llaves Enoquianas1, pero sí redactó la colección de ensayos que conforman el“Libro de Lucifer” así como las instrucciones para las ceremonias mágicas y religiosas del “Libro de Belial”. Los nombres de los cuatro "libros" fueron tomados de un antiguo grimorio, La Magia Sagrada de Abra-Melin el Mago, en el cual Satán, Lucifer,Belial y Leviatán son identificados como "los Cuatro Príncipes de la Corona del Infierno".
La primera parte de La Biblia Satánica —“El Libro de Satán”— es, probablemente, la que tiene más atractivo para el lector Cristiano, ya que está escrita de manera bastante agresiva. (Como todos sabemos, los Cristianos lo saben todo sobre rabia reprimida; tal es su estado permanente). En realidad,“El Libro de Satán” es una adaptación de un libelo de finales del siglo XIX llamado El Poder Tiene la Razón —Might Is Right en el idioma original— cuya autoría se ha atribuido a un activista político, periodista y escritor neozelandés llamado ArthurDesmond, quien se distinguió por su violento anticlericalismo, por defender los sindicatos obreros y
por luchar en el congreso de su país por los derechos de los trabajadores.
Para un ocultista que se tome las cosas demasiado en serio, los rituales descritos en la Biblia Satánica pueden parecer ridículos. Sin embargo, los rituales tienen una función doble: sirven como psicodrama, como catártico, o bien como una fiesta de
cumpleaños, donde pasas un buen rato, y gastas tu tiempo de una manera agradable; todo depende de la actividad desarrollada por el celebrante, y el objetivoque se tenga en mente.
A pesar del prefacio donde el autor advierte contra los “falsos profetas” que terminan por transformar al aspirante a mago en un tonto que desperdicia su tiempo arrojando moneditas al aire, la Biblia Satánica contiene muy poco de las filosofías que siempre fueron consideradas “peligrosas”; filosofías que trascienden el dualismo esquizoide que caracteriza a las religiones de salvadores, filosofías de la carne —las así llamadas Doctrinas Oscuras. La manera como está redactada la Biblia Satánica atrae particularmente a cierto grupo de personas.
Dichas personas son del tipo de gente que acabo de describir. Puede que algunas de estas personas tengan ciertas capacidades intelectuales, pero son tan estúpidas que, cuando LaVey declaró que el Satanismo se basaba en la complacencia en lugar de
la abstinencia, este tuvo que explicarles que el exceso de complacencia no era complacencia, sino compulsión. Básicamente, fue un libro dirigido a personas Reprimidas, a Cristianos renegados quehabían perdido la batalla por sus mentes.
Si bien los argumentos manejados en este libro son de puro sentido común, en parte extraídos de conceptos ya existentes, la excelencia del libro radica en la integración de los mismos en un código de vida significativo para el individuo promedio —no únicamente para los ocultistas o filósofos de alto nivel académico.
¿Qué es el Satanismo, una filosofía, o una ideología? Una filosofía requiere de un razonamiento preciso y sofisticado de parte del filósofo. Una ideología no es otra cosa que una simple declaración de mecanismos y metas que lo único que requieren es creencia ciega y entusiasmo emocional por parte de sus adherentes.
Salvo por la influencia de unos cuantos filósofos en su nivel más básico, las religiones convencionales son ideologías vestidas de seda. A diferencia de sus
equivalentes políticos, no se molestan en tratar de racionalizar o justificar sus pronunciamentos o prescripciones, ya que sostienen que provienen de una autoridad divina, por tanto más allá del alcance de los pobres mortales.
Aunque expone dicho fraude, la Biblia Satánica, al revestirse de la autoridad sobrenatural del Príncipe de las Tinieblas y sus demonios, bebe del mismo manantial que dichas religiones. Si no fuera por éste elemento, la Biblia Satánica sólo sería un tratado social obra de Anton LaVey —no ya Sumo Sacerdote de Satán, sino uno más entre tantos cínicos de la contracultura de los años 60’s.
A pesar de lo atropellada que fue su redacción y composición, podemos considerar que, en su totalidad, la Biblia Satánica no es un escrito argumentativo, sino inspirado. De allí su importancia no tanto por su contenido, sino por su misma
existencia. Los grandes libros de la historia han compartido esta característica: que existieron, y que esta existncia, en sí misma, catalizó reaprehensiones
dramáticas del potencial humano.
La presente traducción al castellano de La Biblia Satánica ha sido hecha de la manera más esmerada posible, atendiendo cada detalle, realizando una investigación exhaustiva de las circunstancias que rodearon a la Iglesia de Satán durante sus primeros años de existencia, y los conceptos que manejaba la organización en aquél entonces. Se han consultado numerosas referencias, casi siempre de primera mano,
de modo que, a pesar de la traducción, se conserven intactos la fluidez y estilo originales del libro, de modo que su contenido sea asimilado por todo tipo de
público. Las notas al pie de página serán de gran ayuda para hacer la lectura mucho más completa..
Así mismo, los editores han incluido varios textos que no se encuentran en la edición original, pero que pueden ayudar al lector a comprender ciertos pasajes
oscuros del texto. La Página de Dedicatorias sólo apareció en las primeras ediciones de la Biblia Satánica, y fue suprimida por la editorial a finales de la década de 1980, por razones desconocidas para nosotros. La Introducción presente en este volumen es obra de Michael A. Aquino, Ph.D. quien fuera parte de la Administración de la Iglesia de Satán desde 1969 hasta 1975, y que escribió esta introducción para la edición en tapa dura que de la Biblia Satánica publicó la editorial University Press en 1972, misma que fuera incluida en las ediciones en rústica hechas por Avon Books desde 1972 hasta 1976. El Apéndice I contiene un Glosario de Términos que amplía la información de las notas al pie de página.. El Apéndice II es la Introducción escrita por el periodista Burton H. Wolfe para la edición de 1976 de la Biblia Satánica, que es más una semblanza biográfica de Anton LaVey, y que, hasta el día de hoy, sigue reproduciéndose en cada nueva edición del libro. El Apéndice III contiene una breve sinopsis de los personajes que aparecen en las Dedicatorias, extraído del libro Lords of the Left-Hand Path de Stephen Flowers, Ph.D publicado en
1997, que seguramente servirá para dar al lector una idea más clara de las influencias del Autor. El Apéndice IV incluye un breve paralelo entre el Satanismo y el Objetivismo, filosofía expuesta por Ayn Rand, escritora estadounidense de origen ruso, en La Rebelión de Atlas, su novela más representativa.

EL NECRONOMICON
EL LIBRO DE LOS NOMBRES MUERTOS





El título original era Al-Azif, Azif era el término utilizado por los árabes para designar el ruido nocturno (producido por los insectos) que, se suponía, era el murmullo de los demonios. Escrito por Abdul Al Hazred, un poeta loco huido de Sanaa al Yemen, en la época de los califas Omeyas hacia el año 700. Visita las ruinas de Babilonia y los subterráneos secretos de Menfis, y pasa diez años en la soledad del gran desierto que se extiende al sur de Arabia, el Roba el-Khaliyeh, o "Espacio vital" de los antiguos, y el Dahna, o "Desierto Escarlata" de los árabes modernos. Se dice que este desierto está habitado por espíritus malignos y monstruos tenebrosos. Todos aquellos que aseguran haber penetrado en sus regiones cuentan cosas extrañas y sobrenaturales. Durante los últimos años de su vida, Al Hazred vivió en Damasco, donde escribió el Necronomicón (Al-Azif) y por donde circulan terribles y contradictorios rumores sobre su muerte o desaparición en el 738. Su biógrafo del siglo XII, Ibn-Khallikan, cuenta que fue asesinado por un monstruo invisible en pleno día y devorado horriblemente en presencia de un gran número de aterrorizados testigos. Se cuentan, además, muchas cosas sobre su locura. Pretendía haber visto la famosa Ilrem, la Ciudad de los Pilares, y haber encontrado bajo las ruinas de una inencontrable ciudad del desierto los anales secretos de una raza más antigua que la humanidad. No participaba de la fe musulmana, adoraba a unas desconocidas entidades a las que llamaba Yog-Sothoth y Cthulhu.

En el año 950, el Azif, que había circulado en secreto entre los filósofos de la época, fue traducido ocultamente al griego por Theodorus Philetas de Constantinopla, bajo el título de Necronomicón. Durante un sigo, y debido a su influencia, tuvieron lugar ciertos hechos horribles, por lo que el libro fue prohibido y quemado por el patriarca Michael. Desde entonces no tenemos más que vagas referencias del libro, pero en el 1228, Olaus Wormius encuentra una traducción al latín que fue impresa dos veces, una en el siglo XV, en letras negras (con toda seguridad en Alemania), y otra en el siglo XVII (probablemente en España). Ninguna de las dos ediciones lleva ningún tipo de aclaración, de tal forma que es sólo por su tipografía que se supone la fecha y el lugar de impresión. La obra, tanto en su versión griega como en la latina, fue prohibida por el Papa Gregorio IX, en el 1232, poco después de que su traducción al latín fuese un poderoso foco de atención. La edición árabe original se perdió en los tiempos de Wormius, tal y como se dijo en el prefacio (hay vagas alusiones sobre la existencia de una copia secreta encontrada en San Francisco a principios de siglo, pero que desapareció en el gran incendio). No hay ningún rastro de la versión griega, impresa en Italia, entre el 1500 y el 1550, después del incendio que tuvo lugar en la biblioteca de cierto personaje de Salem, en 1692. Igualmente, existía una traducción del doctor Dee, jamás impresa, basada en el manuscrito original. Los textos latinos que aún subsisten, uno (del siglo XV) está guardado en el Museo Británico y el otro (del sigo XV) se halla en la Biblioteca Nacional de París. Una edición del siglo XVII se encuentra en la Biblioteca de Wiedener de Harvard y otra en la biblioteca de la Universidad de Miskatonic, en Arkham; mientras que hay una más en la biblioteca de la Universidad de Buenos Aires. Probablemente existían más copias secretas, y se rumoreaba persistentemente que una copia del siglo XV fue a parar a la colección de un célebre millonario norteamericano. Existe otro rumor que asegura que una copia del texto griego del siglo XVI es propiedad de la familia Pickman de Salem; pero es casi seguro que esta copia desapareció, al mismo tiempo que el artista R.U. Pickman, en 1926. La obra está severamente prohibida por las autoridades y por todas las organizaciones legales inglesas. Su lectura puede traer consecuencias nefastas. Se cree que R.W. Chambers se basó en este libro para su obra El rey en amarillo.

CRONOLOGÍA

Al-Azif se escribe en Damasco en el 730, por Abdul Al-Hazred.
Traducción al griego con el título de Necronomicón, a cargo de Theodorus Philetas, en el 950.
El patriarca Michael lo prohíbe en el 1050 (el texto griego). El árabe se ha perdido.
En 1228, Olaus traduce el texto griego al latín.
Las ediciones latina y griega son destruidas por Gregorio IX en 1232.
En 14... (?) aparece una edición en letras góticas en Alemania.
En 15... (?) el texto griego es impreso en Italia.
En 16... (?) aparece la traducción al castellano del texto latino.

domingo, febrero 24, 2008

La esfinge

Las religiones se suceden sobre la tierra, las generaciones pasan y las recién venidas creen, en su orgullo, poder despreciar los conocimientos antiguos. Por encima de todas las cuestiones, los errores y las sectas, se yergue inmóvil la esfinge, que responde con un desconcertante ¿Que soy? A los ignorantes que blasfeman de la ciencia.

Los templos pueden ser derribados, pueden los libros desaparecer, sin que por ello los conocimientos superiores adquiridos por los antiguos hayan de ser olvidados. La Esfinge queda y basta.

Símbolo de la unidad, resume en sí las formas mas dispares entre si. Símbolo de la verdad, muestra la razón de todos los errores en sus mismos contrastes. Símbolo de lo absoluto, exhibe el cuaternario misterioso. Mi religión es la única verdadera, grita el fanático cristiano, la de ustedes es obra de un impostor, solo la mía viene de Dios, responde un judío. Todos sus libros son copias de nuestra revelación, escribe un indio. Todas las religiones son mentiras, nada existe fuera de la materia: los principios de todos los cultos proceden de la contemplación de los astros; únicamente la ciencia es verdadera, sostiene el sabio.

Y la esfinge se yergue sobre todas las disputas, inmóvil, síntesis de la unidad de todos los cultos y de todas las ciencias. Muestra al cristiano el ángel, águila, el león y el toro que acompañan a los evangelistas; el judío reconoce el sueño del judío Ezequiel; el indio, los secretos de Adá-Navi, y el sabio, al pasar altanero y desdeñoso, encuentra bajo todos esos símbolos las leyes de las cuatro fuerzas elementales: magnetismo, electricidad, calor y luz.

Indeciso en su marcha, el futuro Iniciado interroga a la esfinge y esta le dice:

“Mírame: tengo cabeza humana en la que reside la sabiduría, como lo indican los adornos de hincado que lleva. La ciencia conduce mi paso en la vida; pero sola, es pequeña su ayuda. Estoy armada para la acción, nada resiste a mi audacia guiada por la ciencia.

Pero estas patas son sólidas, por que están unidas a mis flacos de paciencia del buey que traza su surco. En los momentos de desfallecimiento, cuando el desmayo va a invadirme y mi cabeza se siente débil, agito mis alas de águila, alcanzo el dominio de la intuición, leo en el corazón del mundo los secretos de la vida universal y puedo continuar mi obra calladamente”.

Mi cabeza te recomienda saber; mis garras, osar; mis flancos, querer, y mis alas callar. Sigue mis consejos y la vida te parecerá justa y bella.

Cabeza, alas flancos, manos, patas.

En este símbolo de la esfinge se muestran dos grandes oposiciones:

Delante: la cabeza (ciencias) se opone a las patas (audacia). Detrás:

Los flancos (trabajo) se oponen igualmente a la audacia (patas). Entre las dos existe la intuición (alas) que las regula.

La audacia (manos), en su acción, obrara de una manera eficaz, si la ciencia la domina bastare para guiarla.

La audacia (patas) en los estudios, conseguirá un éxito si se deja conducir por el trabajo y la perseverancia.

En exceso, en la acción o en el estudio; deben atemperarse por uno de la imaginación (alas).

Otra oposición aparece, y es la de arriba abajo, armonizada por el medio. Arriba: cabeza y alas. En medio, los flancos. Abajo, las manos y las patas.

Arriba están la ciencia y la imaginación; abajo la practica, así en la ciencia como en la imaginación.

La teoría debe siempre dominar y conducir a la práctica, así en la ciencia como en la imaginación.

La teoría debe siempre dominar y conducir a la práctica, el que quiere descubrir las verdades de la naturaleza nada más que por la experiencia material, se parece al hombre que quisiera andar de cabeza para poner en acción sus miembros.

No hay teoría sin práctica. No hay práctica sin teoría. No hay teoría ni practica, sin trabajo.

Eureka: A ProsePoem

(FRAGMENTOS)

Con profundo respeto dedico esta obra a Alexander Von Humboldt.

A los pocos que me aman y a quienes yo amo, a los que sienten más que a los que
piensan, a los soñadores y a los que depositan su fe en los sueños como únicas

realidades, ofrezco este Libro de Verdades, no como Anunciador de Verdad, sino
por la Belleza que en su Verdad abunda, haciéndola verdadera. A llos presento
esta composición sólo como un Producto de Arte, como una Novela o, si no es una
pretensión demasiado elevada, como un Poema. Lo que aquí propongo es verdadero;
por lo tanto, no puede morir; y si de alguna manera fuese hollado y muriese,
nacerá de nuevo a la Vida Eterna.Sin embargo, sólo como poema deseo
que sea juzgada esta obra después de mi muerte.


E.A.P.


Mi proposición general es la siguiente: En la unidad general de la primera cosa se halla la causa secundaria de todas las cosas, junto con el germen de su aniquilación inevitable.

No conozco ningún tratado en el cual se dé una visión del universo, usando la palabra en su acepción más amplia, la única legítima; y quizá sea oportuno aclarar aquí que con el termino "universo", siempre que sea empleado sin calificación en este ensayo, pretendo designar la mayor extensión de espacio concebible, con todas las cosas espirituales y materiales que pueden imaginarse existentes dentro del ámbito de esta extensión.

¡Ah! 'La capacidad o incapacidad de concebir algo --dice Mr. Mill con gran justeza-- en ningún caso debe ser considerada como criterio de verdad axiomática.

'Los contradictorios no pueden ser ambos verdaderos, es decir, no pueden coexistir en la naturaleza!

'Porque nos resulta imposible concebir que un árbol pueda ser algo distinto de un árbol o no ser un árbol'

'Nada sé de caminos; pero conozco la maquinaria del universo. Esto es todo. La aprehendí con mi alma, la alcancé por la simple fuerza de la intuición'

No me importa que mi obra sea leída hoy o por la posterioridad. Puedo esperar un siglo a mis lectores si el mismo Dios esperó seis mil años un observador. ¡Triunfo! He robado el secreto de oro de los egipcios. Me entrego a mi furia sagrada.

Comencemos en seguida con la más simple de las palabras: "Infinito". Esta, como Dios, espíritu y algunas otras expresiones que tienen equivalentes en todas las lenguas, en modo alguno es expresión de una idea, sino un esfuerzo hacia ella. Representa un intento posible hacia una concepción imposible. El hombre necesitaba un término para indicar la dirección de este esfuerzo, la nube tras la cual se halla, por siempre invisible, el objeto de esta tentativa. En fin, se requería una palabra por medio de la cual un hombre pudiera ponerse en relación de inmediato , con otro hombre y con cierta tendencia del intelecto humano. De esta exigencia surgió la palabra infinito, la cual no representa, sino el pensamiento de un pensamiento
Con respecto a este infinito, el infinito espacial, oímos decir con frecuencia que su idea es admitida por la inteligencia, es aceptada, es sostenida a causa de la dificultad mayor que presenta la concepción de un límite.

Creemos en un Dios. Podemos creer o no en el espacio finito o infinito; pero nuestra creencia, en tales casos, merece en relaidad el nombre de fe, y es una cosa completamente distinta de esa creencia particular, y de esa creencia intelectual que presupone la concepción mental.

Hay gentes, lo sé, que en sus esfuerzos por llegar a lo inalcanzable adquieren muy fácilmente gracias a su jerga, entre quienes creen que piensan, para quienes la oscuridad y la hondura son sinónimos, una especie de calamaresca reputación de profundidad; pero la más hermosa cualidad del pensamiento es el auto-conocimiento; y de un modo algo paradójico puede decirse que no hay niebla de la mente mayor que la que, extendiéndose hasta los mismos límites del dominio intelectual, los sustrae a la comprensión.

En realidad, mientras encontramos imposible imaginar un fin al espacio, no nos cuesta representarnos cualquiera de sus infinitos comienzos.

¡Se necesita ser Dios mismo! Con una frase tan alarmante que aún vibra en mis oídos, me atrevo sin embargo a preguntar si nuestra presente ignorancia de la Divinidad es una ignorancia a la cual el alma está eternamente condenada.

La unidad es, pues todo lo que predico de la materia originalmente creada; pero me propongo mostrar que esta unidad es un principio suficiente para explicar la constitución, los fenómenos existentes y la aniquilación absolutamente inevitable por lo menos del universo material.
La voluntad de ser la partícula primordial ha completado el acto, más propiamente, la concepción de la creación.

Para la eficaz y cabal realización del designio general vemos pues la necesidad de una repulsión de fuerza limitada, algo separador que al desaparecer la voluntad de difusión permita el acercamiento y al mismo tiempo prohiba la unión de los átomos, concediéndoles una aporoximación infinita mientras les niega contacto positivo; en una palabra que tenga el poder...

Que ese algo repulsivo existe realmente, lo vemos. El hombre no emplea ni conoce una fuerza suficiente para poner en contacto dos átomos...- el designio de la repulsión, la necesidad de su existencia; pero me he abstenido religiosamente de toda tentativa de investigar su naturaleza, a causa de una convicción intuitiva de que el principio en cuestión es estrictamente espiritual, yace en una profundidad impenetrable para nuestro entendimiento presente, esta implicado en una consideración del Espíritu en sí mismo. Siento, en una palabra, que aquí sólo aquí Dios se interpuso , porque sólo aquí la dificultad exigía la interposición de Dios.

¿Qué declara la ley newtoniana? Que todos los cuerpos se atraen entre sí con fuerzas proporcionales a sus cantidades de materia, e inversamente proporcionales al cuadrado de sus distancias. He dado a propósito en primer lugar la versión vulgar de la ley; y confieso que en ésta, como en la mayoría de las versiones vulgares de las grandes verdades, encontramos pocos elementos sugestivos. Adoptemos ahora una fraseología más filosófica: Todo átomo de todo cuerpo atrae a todo otro átomo , tanto de su cuerpo como de cualquier otro, con una fuerza que varía en razón inversa a los cuadrados de las distancias entre el átomo atrayente y el átomo atraído.

Estas ideas, concepciones como éstas, pensamientos que no parecen pensados, ensoñaciones del alma más que conclusiones o aun consideraciones del intelecto; ideas, repito, como éstas, son las únicas que podemos elaborar provechosamente en cualquier esfuerzo por aferrar el gran principio de atracción.

La inversión de nuestro proceso nos ha llevado, pues, a un resultado idéntico, pero mientras en un proceso la intución era el punto de partida, en el otro era la meta. Al comenzar el primer camino sólo puedo decir que, con una irresistible intuición, sentí que la simplicidad había sido la característica de la acción original de Dios; al terminar el último sólo puedo declara que, con una irresistible intuición, percibo que la unidad ha sido la fuente de los fenómenos observados de la gravitación newtoniana. Así, de acuerdo con las escuelas, no pruebo nada. Sea; mi único propósito es sugerir y convencer por medio de la sugestión. Sé con orgullo que muchos intelectos humanos, dotados del más profundo y prudente discernimiento, no pueden menos de sentirse sumamente satisfechos de mis sugestiones. Para estos intelectos, como para el mío, no hay demostración matemática que pueda brindar la más mínima prueba adicional verdadera de la gran verdad que ha anticipado, la verdad de la unidad original como fuente, como principio de los fenómenos universales. Por mi parte no estoy tan seguro de que hablo y veo, no estoy tan seguro de que mi corazón palpita y mi alma vive, de que mañana saldrá el sol - probabilidad que aún se encuentra en el futuro-, no pretendo tener de todo esto la milésima parte de la seguida que me inspira el hecho irremediablemente consumado de que todas las cosas y todos los pensamientos de las cosas, con toda su inefable multiplicidad de relaciones, surgieron al mismo tiempo a la existencia de partir de la unidad primordial e independiente.

...la razón encuentra su camino, si es que lo encuentra, en su búsqueda de la verdad. Gracias a la dificultad, a la peculiaridad que se presenta ahora , salto en seguida al secreto, un secreto que no pude haber alcanzado nunca de no ser por la peculiaridad y por las inferencias que, en su simple carácter de peculiaridad me brinda.
El proceso del pensamiento, en este punto, puede ser esbozado a grandes trazos así: Me digo a mí mismo: la unidad, como lo he explicado, es una verdad; lo siento. La difusión es una verdad; lo veo. La irradiación por medio de la cual se reconcilian estas dos verdades es por consiguiente una verdad; lo percibo.

Para concluir esta parte del tema: Estoy plenamente justificado para afirmar que la ley que solíamos llamar de gravedad existe a causa de que la materia ha siso irradiada, en su origen, atómicamente, dentro de una limitada esfera de espacio, a partir de una partícula propiamente dicha, una, individual, incondicionada, independiente y absoluta, por el único proceso capaz de satisfacer, al mismo tiempo, las dos condiciones: la irradiación y la distribución, generalmente uniforme en toda la esfera, es decir, por una fuerza que varía en proporción directa a los cuadrados de la distancias entre los átomos irradiados y el centro particular de irradiación.

Por mi lado no tengo paciencia para fantasías tan tímidas, tan ociosas y tan torpes a un tiempo. Son propias de una absoluta cobardía de pensamiento. Que la naturaleza y el Dios de la naturaleza son tan distintos, es algo acerca de lo cual ningún pensamiento puede dudar. Por la primera entendemos simplemente que las leyes del segundo. Pero con la misma idea de Dios, omnipotente omnisciente, sostenemos también la idea de la infabilidad de sus leyes. Para él no hay pasado ni futuro, para El todo es ahora...

El cerebro humano tiene una evidente inclinación hacia el infinito y acaricia el fantasma de esa idea. Parece anhelar con apasionado fervor esta imposible concepción con la esperanza de creer intelectualmente en ella una vez concebida. Lo que es general en toda la raza humana no puede ser considerado anormal, justificadamente, por ningún individuo ; sin embargo, puede haber una clase de inteligencia superior en la cual la propensión humana aludida adquiera todo el carácter de una monomanía.

Cada uno existe, aparte e independientemente, en el seno de su Dios propio y particular.

¿Pero vamos a detenernos aquí? De ninguna manera. Cabe concebir fácilmente que e la aglomeración y disolución universal puede resultar una serie nueva y quizá totalmente distinta de condiciones, otra creación e irradiación que vuelva sobre sí misma, otra acción y reacción de la Voluntad Divina. Guiando nuestra imaginación por la omnipredominante ley de leyes, la ley de periodicidad, ¿no estamos más que justificados cuando alimentamos la creencia, digamos más bien cuando nos complacemos en la esperanza de que los procesos que nos hemos atrevido a contemplar se renovarán una y otra vez eternamente; que un nuevo universo irrumpe a la existencia y luego se hunde en la nada, a cada latido del Corazón Divino?
Pero este corazón divino, ¿qué es? Es nuestro propio corazón.
No permitamos que la aparente irreverencia de esta idea aterre nuestra alma y la parte del frío ejercicio de la conciencia, de esa profunda tranquilidad de autoanálisis, la única mediante la cual podemos tener la esperanza de alcanzar la presencia de la más sublime de las verdades y contemplarla cara a cara.
Los fenómenos de los cuales dependen en este punto nuestras conclusiones son simples sombras espirituales, pero no por ello menos sustanciales.
Caminamos entre los destinos de nuestra existencia mundanal, rodeados por recuerdos oscuros pero siempre presentes de un destino más vasto, muy distante en el tiempo e infinitamente pavoroso.
Vivimos una juventud especialmente obsesionada por estos sueños; sin embargo, nunca los confundimos con sueños. Los conocemos como recuerdos. Durante nuestra juventud la distinción es demasiado clara para inducirnos a un error ni un solo instante.
Mientras dura esta juventud, la sensación de que existimos es la más natural de todas las sensaciones. Lo entendemos de un modo absoluto. Que hubo un período en el cual no existimos, o que pudo haber sucedido que nunca hubiésemos existido, son consideraciones que durante la juventud hallamos, en verdad, difíciles de entender. ¿Por qué no habíamos de existir? Esta es, hasta llegar a la edad adulta, la pregunta más imposible de responder. La existencia, la existencia propia, la existencia desde todos los tiempos y para toda la eternidad nos parece hasta la edad adulta una condición normal indiscutible; nos lo parece porque lo es.
Pero luego viene el período en que una razón convencional y mundana nos despierta de la verdad de nuestro sueño. La duda, la sorpresa, lo incomprensible llegan al mismo tiempo. Dicen: Vives y hubo un tiempo en que no vivías. Has sido creado. Existe una inteligencia más grande que la tuya; y sólo gracias a esa inteligencia vives. Luchamos por comprender estas cosas, y no podemos; no podemos porque estas cosas, por ser falsas, son necesariamente incomprensibles.
No existe ser viviente que en algún punto luminoso de su vida intelectual no se haya sentido perdido entre olas de fútiles esfuerzos por comprender o creer que existe algo más grande que su propia alma. La absoluta imposibilidad de que un alma se sienta inferior a otra; la intensa, la absoluta insatisfacción y rebelión que produce pensarlo; esto, junto con las aspiraciones universales a la perfección, no son sino las luchas espirituales coincidentes con las materiales, por llegar a la unidad original; son, a mi entender por lo menos, una especie de prueba muy superior a lo que el hombre llama demostración, de que ningún alma es inferior a otra, de que cada alma es en parte su propio Dios, su propio Creador; en una palabra, que Dios, el Dios material y espiritual, existe ahora tan sólo en la materia difusa y en el espíritu difuso del universo; y que la reunión de esa materia y ese espíritu difuso no será sino la reconstrucción del Dios puramente Espiritual e Individual.

Hubo una época en la noche de los tiempos en que existía un ser eternamente existente, uno entre el número absolutamente infinito de seres similares que poblaban los dominios absolutamente infinitos del espacio absolutamente infinito. No estaba ni está en manos de ese ser, como no lo está en el tuyo, extender, mediante un aumento real, la alegría de su existencia ; pero así como está en tus manos expandir y concentrar tus placeres (siendo siempre igual la suma absoluta de felicidad), así una capacidad similar pertenece y ha pertenecido al Ser Divino, quien pasa su eternidad en una perpetua variación de autoconcentración y casi infinita autodifusión. Lo que llamas universo no es sino su presente existencia expansiva. El siente ahora su vida a través de una infinidad de placeres imperfectos, los placeres parciales, mezclados de dolor, de esas inconcebiblemente numerosas que llamas sus criaturas pero que, en realidad, no son sino infinitas individualizaciones de El mismo. Todas esas criaturas -todas: las que llamas animadas, así como aquellas a las que niegas vida por la sola razón de que no las contemplas en acción-, todas esas criaturas tienen, mayor o menor grado, una capacidad para el placer y para el dolor; pero la suma general de sus sensaciones es precisamente ese total de Felicidad, que pertenece por derecho propio al Ser Divino cuando se concentra en sí mismo. Todas esas criaturas son también inteligencias más o menos conscientes, conscientes primero de su propia identidad; conscientes, en segundo lugar, en débiles e indeterminadas vislumbres, de una identidad con el Ser Divino del cual hablamos, una identidad con Dios. De las dos clases de conciencia, imagina que la primera se debilitará, que la última se fortalecerá durante la larga sucesión de edades que deben transcurrir antes de que esas miradas de inteligencias individuales se fundan, como las brillantes estrellas, en una. Piensa que el sentido de la identidad individual se fusionará gradualmente en la conciencia general, que el hombre, por ejemplo, cesando imperceptiblemente de sentirse hombre, alcanzará al fin esa época majestuosa y triunfante en que reconocerá su existencia como la de Jehová. Entretanto, ten presente que todo es Vida, Vida, Vida dentro de la Vida, la menor dentro de la mayor, y todo dentro del Espíritu Divino.

lunes, febrero 11, 2008

WICCAN


"Wicca" describe a la religión en sí (una religión Pagana no organizada de que apunta hacia las fuerzas creadoras de la naturaleza, que simbolizaron con un dios y una Diosa), y también el practicar de ambos. El término "Warlock", aunque está utilizado a veces para describir a los varones practicantes, aunque nunca se utiliza, sino iguales el Wiccan

El ideal Wiccano de moralidad es simple: Hacer lo que se desea sin perjudicar a nadie. Esta regla contiene otra condición, implícita: no perjudique. Así, si como un Wicca usted abusa de su organismo, negándole sus necesidades vitales o hiriendose a sí mismo, usted estará violando este principio.




WICCA


Las runas son símbolos que, cuando son diseñados, pintados, trazados, registrados, o visualizados, liberan energías específicas. Como tal, la magia con las runas, es sorprendentemente fácil de ejecutar y hoy esta viviendo su renacimiento.
En tiempos del antiguo, las runas eran pedazos de betula, hueso, o madera. Fueron tallados en armas para asegurarse un golpe certero, fueron tallados en las copas y cálices para protegerse de envenenamientos y fueron marcados en las casas para protección.

sábado, enero 26, 2008


LA OUIJA



La palabra Ouija parece venir de una mezcla germano-francesa que nos da el propio término a definir. Oui (sí) y Ja (sí) son dos términos análogos en sus correspondientes idiomas y no es más que una rotunda afirmación, de ahí viene su nombre.

La Ouija es un tablero en el que se encuentran grabados y representados todos los caracteres del alfabeto, los números de 0 a 9 y en un lugar preferente el Si y el No. Este es el tablero básico con el que se suele practicar la Ouija en nuestra sociedad y cultura, obviamente todo está sujeto a modificaciones y otros practicantes añaden frases para acortar el tiempo de formación del mensaje y hacer la sesión más rápida.

Como guía se utiliza una tablilla (planchette) acabada en punta o flecha, una arandela o cualquier otro artefacto que pueda cumplir una función señaladora. La Ouija más popular es aquella que se practica en nuestra propia casa, dibujada sobre un papel y como planchette o tablilla se utiliza un vaso.

Son muchos los que se adentran en éste enigmático mundo de la Ouija careciendo de un mínimo de conocimientos imprescindibles que puede hacer de la sesión de Ouija un auténtico trauma para sus participantes, practicar la Ouija puede llegar a ser muy peligroso si la sesión no es orientada por un experto y conocedor en la materia que calme los ánimos y la excitación de los concurrentes.

Las sesiones de Ouija de practican normalmente en lugares muy tranquilos alrededor de una mesa y con un mínimo de cuatro participantes, lo cual no implica una norma general. Usualmente se elige una habitación tranquila, no obstante, los más osados prefieren practicarla en lugares abandonados, cementerios y otros tétricos lugares que creen ambiente.

Los participantes deben de concurrir a las sesiones de Ouija con un mínimo de seguridad y confianza, no deben acudir con miedo y tomarse la sesión como un pasatiempo más, dejarse dominar por el supuesto contacto puede traer graves consecuencias. El número aconsejable de participantes suele ser de cuatro aunque a las sesiones se puede acudir en calidad de observador para aquellos a los que la práctica de la Ouija no les resulta atractiva o no desean participar.


Consejos prácticos a quienes se inician en la Ouija:
Comenzar las sesiones guiados por un conocedor de la tabla Ouija.
No permitir practicar a menores.
Utilizar un vaso de cristal antes que materiales plásticos.
Tranquilidad mental.
No dejarse llevar por los mensajes de lo que debería ser un juego.
Las fuerzas del bajo astral, las fuerzas elementales, los desencarnados o los espíritus, son entidades que moran entre los tableros de la Ouija pero quizás el verdadero peligro está dentro de nuestras propias mentes.
ELFOS

En la mitología nórdica, los elfos se denominan Alfs o Alfr, también llamados "elfos de la luz" Ljosalfr. Son descritos como seres bellos y luminosos, o bien seres semidivinos o mágicos, similares a la imagen literaria de las hadas o las ninfas. De hecho, la palabra "Sol" en nórdico era Alfrothul o Rayo élfico; se decí­a que por ello era mortal para elfos y enanos. Se habla de dos -incluso tres- grupos (Razas) de elfos:

Elfos de la luz (Bien): originarios de Alfheim ("Hogar de Elfos"), también llamada Lasalfheim ("Hogar de la Luz élfica"), que era el reino que regía Freyr y que era uno de los Nueve Mundos -el más alto de ellos- que conectaba el árbol del Mundo Yggdrasil. Muy hermosos y brillantes iban vestidos con telas muy finas y transparentes. Amaban la luz, eran bondadosos con los hombres y generalmente se aparecían bajo la forma de niños bellos y amables.

Elfos de la oscuridad (Mal), llamados swartalfr ("elfos oscuros"), tan parecidos a la idea actual de "enano" que muchos textos simplemente los llaman enanos. Vivían "bajo tierra" en . Eran feos, de nariz larga y de un color moreno descrito como "sucio". Aparecían sólo por la noche, pues huían del sol como de su mayor enemigo, pues si un rayo de luz caía sobre uno de ellos quedaba inmediatamente convertido en piedra. Su lenguaje era el eco de las soledades y vivían en cuevas y grietas. Se creí­a que habí­an nacido de las larvas y que después los dioses los dotaron de forma humana y gran sabidurí­a. Tenían gran conocimiento de los poderes ocultos de la naturaleza y de la escritura rúnica, que grababan y explicaban. Eran hábiles artífices y trabajaban los metales y la madera. Entre sus obras más reconocidas por todos, estaba el martillo de Thor y el barco Skidbladnir, que entregaron a Freyr. Esta nave era tan grande que podía contener a todos los dioses con sus utensilios y armamento, y tan ingeniosamente construida, que podía plegarse y meterse en una bolsa de viaje.Algunas veces no se conoce con exactitud de donde provienen pero es un hecho que forman parte de la cultura universal.